martes, 17 de enero de 2012

¡Detente!


¿Por qué has venido esta vez? Yo no te llamé y aún así vinistes. No te abrí la puerta pero la forzastes. Entrastes Amor y no has parado de ocupar sitios que ya estaban ocupados por el dolor. No quería yo que vinieras; no quería verte de nuevo cerca. ¿A que vienes de nuevo? No, deja eso, ese muro estaba allí por ti puesto  –¡Para detente! –No no le derribes, dejáme que te explique que duele si la otra persona no llega a sentir lo que hoy tú me estás sembrando… Entonces, por favor te pido ¡vete!
Por ahora dejáme pensar con claridad y no me nubles la razón. La necesito para poderme concentrar. No me lleves a pensar en él. No siembres una ilusión que podría desaparecer en una noche cualquiera tras la verdad maquillada de aparentes sorpresas. Hoy quiero estar sin ti. Hoy no quiero saber que existen cuatro letras que componen una palabra que trastorna todo mi vivir.

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