domingo, 25 de septiembre de 2011

Desahogandome...


No lo hago desde hace un tiempo: escribir para desahogarme. Esos interminables pensamientos en mi cabeza que no dejan de dar vueltas y mas vueltas por mas razones convincentes que les logre dar. Los recuerdos de un pasado no deseado y la visión de un futuro que a veces me sabe incierto. Afrontar aquellas cosas que no quiero, aquellas que olvido y que a veces regresan del mas alla, como sombras en medio de la luz del día. Cuando todo va en orden en mi pensamiento, nada mas que una foto o un vago recuerdo te hacen ver que no has logrado superar todo aquello que pensabas que sí habías hecho. ¿Superable o no superable? Dolores equivalentes a sintomas no palpables, pero molestos. El pasado no resuelto trae fracaso a nuestro pensamiento. Es algo por lo que siempre lamentarás, algo que aunque bloquees en tu pensamiento, a veces te “asalta” sin más, en el momento menos indicado, en el segundo mas tranquilo y feliz, cuando piensas que has salido al fin de esas cosas o que las has echado a un lado…te encuentras con sentimientos e ideas que se suponen no debieran estar ahí.
No entiendo como funciona a veces mi mente o como dejar de pensar en aquellas cosas que tienen el poder de sacar el dolor cuando creía que estaba sepultado en lo profundo de mi mar…
Pero pasado un rato, contemplo que han sido solo momentos…necesidades de liberar, de llorar, de dejar ir esas “cosas” que vienen como ladrones impredicibles a tratar de robar mis momentos de felicidad. Pasado un rato de mis momentos de cataclismos, me doy cuenta que regresa la calma y la claridad. Pasado un rato desde ese último instante en que todo se me nublo, vuelve de nuevo a brillar sobre mi mente Su luz, vuelvo a ser todo aquello que soy yo, todo aquello que El ha destinado que yo soy…
Ya dejo de desahogarme, y dejo de pensar cosas absurdas que suelen pasar por mi mente, porque cuando esas cosas “tontas” estan presentes, no puedo en realidad darme cuenta de cuanto bien me hace pensar en esos planes preciosos que El ha hecho para mi.
Los pensamientos nos juegan malas pasadas, pero siempre nos rescata un pensamiento superior al propio, un cuidado que aunque no seamos conscientes de él, lo cierto es que no nos deja escapar por mucho que intentemos correr.

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