Dentro de mi hay un latir que se escucha y grita fuerte: ¡quiero amarte hasta el fin!
No llevaré la eterna condena de mis labios mudos que no pronunciaron tu nombre.
Se romperá mi piel, se quebrará mi alma en mil pedazos si al despertar un día se pierde la esperanza de este amor soñado, ignoto para los ciegos: aquellos que no ven tras las cortinas de humo en su entendimiento, aquellos que no despiertan aún con las luces del alba...
Si fueron los errores del ayer los que hoy me traen a ti, les agradezco por tal bendición.
Si fue mi necesidad de como a princesa encerrada en su torre de argumentos, con heridas como cimientos, y sentí la necesidad de ser al fin liberada...¡Bienvenido el caballero que tuvo la osadía de derribar estos muros!
Si fue la fuerza de la atracción que me arrojó a tus brazos, como el viento cuando arrastra la ola hasta la arena...
Si eres tú mi playa u orilla de destino y yo la ola que por siempre termina en ti...
Si fue Dios que al ver la amargura de mi corazón enojado y herido a causa del dolor y quiso con tu llegada calmar mi aflicción...
Si es verdad que a tu lado soy protegida, amada y aceptada...
Si tenemos en común un destino...
Si miramos un mismo camino...
Si nuestros corazones encuentran en el otro, lugar donde hacer nido...
Si el deseo ferviente de estar juntos ya no es tan solo una emoción sino una decisión, entonces ¡ya es tuyo mi corazón!
Y si la vida con sus vueltas y tumbos me regala la preciosa oportunidad de volver a reflejarme en tus ojos y así ver de nuevo tu alma, no lo dudes amado mío, nada nos separará nunca más...
Y esa oportunidad que ahora tengo, no la dejará escapar; no de nuevo. Este es el momento en que vuelvo a navegar en tu mirada y a hacer latidos en tu alma, ¿qué vas a hacer? ¿me dejarás escapar?